José Luis Grados. (Lima, 1977). Poeta y escritor. Licenciado en Educación por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en la especialidad de Lengua y Literatura. Cuenta con estudios de Maestría en Educación, con mención en Docencia Universitaria. En el 2012, publicó su primer poemario: Describiendo sentimientos. En el año 2013, sus poemas fueron publicados en el libro Todas las voces. Muestra de poesía Mundial. Asimismo ese año publicó un breve cuento en el libro Tendiendo puentes. Muestra de cuento peruano. Actualmente se dedica a la docencia.
LA
SOLEDAD DE MI PADRE
Cuando inclina su cabeza,
el mundo en mi pecho reposa.
oigo la voz del mar, llamándome…
Julio Ortega
En los ojos de mi padre
hay silencio y al lado de su
quietud
siento el andar
de su
desconsuelo.
No hay sombras, ni
cansancio
en su rostro, pero un perverso
olvido
va caminando
en sus rendidos
pies.
Yo lo observo, lo
acaricio,
él se toca la frente
y un pretérito recuerdo
c
a
e
entre mis manos.
Así es mi padre,
tantos años
juntos
y aún no he aprendido
a
encontrarlo.
VIDA EFÍMERA
No
se puede amar lo que tan rápido fuga.
Ama rápido, me dijo el sol.
José
Watanabe
Las agujas del tiempo
avanzan
silenciosamente.
No duermen,
no tienen sombra,
y sin darnos cuenta
nos van cubriendo
de hojas secas.
A
veces me detengo
a mirar mis manos,
y comienzo a escribir
en la pared de mi silencio
aquellas cosas
que me esperaron
siempre.
Me siento, me levanto.
Tengo miedo a descansar
y no despertar.
En verdad,
nadie vuelve a ser
como antes,
aunque los árboles
florezcan
y mis ojos
te hablen.
EL NIÑO DEL CASCO
Antes, cuando quería
dormir
contaba ovejitas,
ahora, cuento las guerras
de los días pasados.
Elisabeth Hackel
Se escucha el tambor
de la guerra
en el medio oriente.
Niños indefensos
marchan hacia el feroz
desierto,
dejando su infancia
atrás.
Ellos
no saben
que sus verdes ilusiones
serán bombardeadas
y despedazadas,
y como único refugio
tendrán
un vetusto ataúd.
Aquellos niños
no verán más
las
alfombras
mágicas
revolotear.
RUEDA, RUEDA EL BALÓN
Juega con la tierra
como con una pelota…
Blanca Varela.
La ilusión va rodando
en la grama,
y tú estás jugando
en ese gran verdor:
vas rápido,
explosivo,
juegas a no perder.
Los contrarios te
vociferan,
te golpean, porque
vas controlando
el áspero balón,
y con él vas anotando
y matando tristezas.
El reloj extranjero
avanza despacio
y tus ágiles pies
se van
cansando.
Por fin, se escucha
el último silbido
de la noche:
hay silencio,
silencio en los
rostros
porque
los has
derrotado.